Fortaleza del Castell de Ciutat
En el corazón de Los Pirineos, a 1 km del histórico pueblo de La Seu d’Urgell, la fortaleza de El Castell de Ciutat - Relais & Châteaux ha sido testigo clave de la historia de la región desde antes del S.IX. Residencia de los Condes de Urgell en el S.XI, y ocupada en los siglos posteriores con fines militares, pueden verse aún las huellas de las invasiones francesas en sus muros.
En 1969 la familia Tàpies adquiere esta propiedad, hasta entonces del Gobierno español, rehabilita la fortaleza como espacio para la celebración de eventos sociales y corporativos, y construye a escasos metros un hotel de montaña de 38 habitaciones.
Siglos de historia
Existen evidencias arqueológicas que los primeros habitantes de Castellciutat ocuparon la colina en la edad de bronce, creando lo que se llama un “oppidum”. Se cree que los romanos aprovecharon los restos de la antigua “oppidum” para construir una Fortaleza de uso militar y estratégico en las afueras de la pequeña aglomeración urbana que entonces fue Seu d’Urgell, llamada “urbs” y destruida en 793. Esta “urbs” de siempre había sido la sede del obispado.
Hay noticias de otras “civitates” (“civitate” es sinónimo de “oppidum” que significa poblado porticado o “castrum”, castell) a lo largo de todo el Pirineo, que fueron construidas en la época tardía de los romanos (hacía el siglo V) y formaban parte de un sistema de defensa contra los bárbaros. Esta fortificaciones fueron aprovechadas después por los visigodos para ejercer su control militar sobre los Pirineos.
Los documentos que aún se conservan vinculan estrechamente esta Fortaleza con la presencia condal y certifican que en la zona hubo un desarrollo paralelo de la población y del control de territorio. Por un lado desde la fortificación los condes ejercían su poder militar desde los tiempos del bajo imperio y durante toda la época visigoda. Los condes francos continuarían con la ocupación de esta fortaleza. Mientras tanto la sede episcopal se desarrollaba en la plana, partiendo de una basílica paleocristiana, aprovechando el poblado romano.Ambas entidades se desarrollaron paralelamente, jugando la sede episcopal de Seu un papel muy importante en la cristianización del Pirineo.
La fortaleza fue la residencia condal y así lo refleja un documento de 1099 en el cual se habla del “Palacio Civitatis”. De todos modos, con el avance de los árabes los condes de Urgell decidieron jugar un papel más importante en la conquista de la plana del Segre, cambiando su residencia y la capital de su condado de sus dominios pirenaicos a la ciudad de Balaguer, conquistada en 1101.
Debido a sus intereses militares que ahora se encontraban más a sur de los Pirineos, los condes de Urgell encargaron el ejercicio de su poder a los Viz-condes de Castellbó. Los Viz-condes de Castellbó pronto extendieron su dominio sobre los valles vecinos y comenzaron a fortificar la fortaleza. Esto provoco fuertes quejas del obispo de Seu d’Urgell, el cual se sentía amenazado por los condes y creó un conflicto que duró 2 siglos. Al final del siglo XV el notario Pere Tragó redactó el primer inventario del Viz-condado de Castellbó, el “Spill Manifest de totes les coses del Vescomtat de Castellbó”, en el cual se menciona la fortaleza como “cuatro paredes lisas, sin almenas ni torre alguna”.
A partir del momento de la incorporación de vizcondado a la corona de Cataluña y Aragón, el papel de la Fortaleza se transforma profundamente. Las nuevas tecnologías militares y las constantes incursiones del ejército conllevaron una transformación total de la antigua Fortaleza Viz-condal. Durante el siglo XXII dos grandes guerras marcaron la vida de la región del Urgellet. Al final de la guerra “Dels Segadors”, una guerra dividió la ciudad en 2 bandos: los partidarios del obispo y los partidarios de los canónigos, los franceses ocuparon la Seu y la Fortaleza en 1654. Las tropas de Felipe IV ocuparon la Fortaleza 3 años más tarde, aunque los franceses no se marcharon de la Seu hasta la firma de la “Paz de los Pirineos” en 1660.
Una nueva invasión de los franceses en 1691 originó los primeros intentos de renovación de la Fortaleza. Estos fueron encargados por el Barón de Preu, gobernador de Berga y más tarde gobernador de La Seu. En 1701 se iniciaron las obras de reforma de la Fortaleza, bajo la dirección del ingeniero Bursana. Este hizo construir las torres Blanca y Solsona, las que formaban un conjunto defensivo más adaptado a la amenaza creciente de la artillería.
Los esfuerzos por renovar La Fortaleza Castell de Ciutat fueron paralelos a la perdida de importancia de la murallas de Seu y finalmente la seguridad de la ciudad quedo totalmente encomendada a la Fortaleza. Durante la guerra de sucesión (1704-1714) el gobernador de la Fortaleza fue el general Moragas, hasta la capitulación de la misma (1707-1713). Sin embargo en 1719 la Fortaleza fue reconquistada por la alianza anti-borbónica.
La Fortaleza fue constantemente renovada y mejorada, tal como los muestran los planos. De 1711-1726. Sin embargo los trabajos no debieron ser muy sólidos, ya que en 1785 la descripción que hace Francisco Zamora del castillo es de total deterioro y inutilidad. Esta situación se convirtió en un problema en 1793, cuando un ataque por parte de los franceses se hizo evidente. Este tuvo lugar en 1794. Los defensores se hicieron fuertes en la ciudadela dejando una pequeña guarnición en la Fortaleza. Los franceses terminaron por saquear la Seu, ignorando la Fortaleza que a duras pena hubiera podido presentar resistencia.
El valle de l’Urgellet no fue ocupado durante la “Guerra del Francés”, lo que propició su uso como base de intendencia y transito de tropas. De esta época se conservan planos que contemplaban una mejora profunda de las instalaciones. Las fuerzas absolutistas que promovieron la Regencia d’Urgell asediaron la Fortaleza y la ciudadela en 1822. Las tropas liberales de Espoz y Mina ocuparon la Fortaleza en noviembre de ese año. En 1823 las reales tropas francesas ocuparon nuevamente la Fortaleza, ocupación que duró varios años.
Durante las tres Guerras Carlistas la Fortaleza Castell de Ciutat jugo un papel clave en mantenimiento del gobierno liberal de Seu. No fue ocupado hasta finales de 1875, después de un golpe de mano de los Carlistas. El espectacular asedio del General Martínez campos del 22 al 27 de agosto 1875, fue la ultima acción bélica que tuvo lugar en la Fortaleza de Ciutat. Este hecho marco un cambio en la vida de la Fortaleza. La guarnición militar de la Seu abandonó las instalaciones de la Fortaleza y se reubicó en el antiguo convento de los Jesuitas de la Calle Mayor de Seu, en 1765.
No fue hasta después de la guerra civil de 1936-1939 que se volvió a ocupar la Fortaleza. El volumen espectacular de tropas destinadas en lo Pirineos obligó a utilizarla como caserma. Las ocupaciones militares de los siglos XIX y XX transformaron profundamente la estructura de la Fortaleza. En 1955 las instalaciones militares fueron abandonadas definitivamente, precedido de un saqueo general de las dependencias.
En 1969 el Sr. Jaume Tàpies Travé adquirió la Fortaleza, propiedad hasta entonces del gobierno de España y comenzó su transformación en el complejo hotelero que se puede apreciar y disfrutar hoy en día.